Universi Dominici Gregis |
Universi Dominici Gregis es una
La constitución modifica y en algunos casos confirma las reglas para el cónclave que se venían siguiendo con anterioridad.
En la introducción, Juan Pablo II recuerda a los anteriores pontífices que han tratado y normado el modo de elegir a los
El papa Juan Pablo II indica que los cardenales electores han de residir durante todo el tiempo del cónclave en la
El secreto ha de ser asegurado estrictamente durante todo el proceso. Cualquier persona que viole la seguridad del Vaticano, introduciendo equipos de grabación, o comunicándose con un cardenal elector del modo que sea, se arriesga a ser
Nosotros, cardenales de la Santa Iglesia Romana, del orden de los obispos, del de los presbíteros y del de los diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis del sumo pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del romano pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la sede apostólica, requiera el mismo secreto
Const. Ap. Universi Dominici Gregis, núm. 12
Por esta constitución queda abolida la posibilidad de realizar la elección papal por aclamación quasi ex inspiratione[2] con lo que queda sólo la forma de votación secreta como única forma aceptada.
Los cardenales no tienen jurisdicción o poder sobre los asuntos que normalmente corresponden al papa. El colegio de los cardenales puede despachar asuntos ordinarios e inaplazables durante el período que dure la sede vacante, también pueden interpretar las disposiciones de este mismo documento en caso de que haya dudas sobre su aplicación.
El documento fija en dos clases las congregaciones de los cardenales: las generales (donde han de participar los cardenales electores y si lo desean aquellos que no pueden votar) y las particulares (donde participa el cardenal
Todos los jefes y miembros de
Al cardenal camarlengo le corresponde comprobar el efectivo fallecimiento del papa citando como testigos al
El cardenal arcipreste de la Basílica Vaticana toma posesión, custodia y gobierna el Palacio Apostólico Vaticano y de los palacios de Letrán y Castel Gandolfo. Además, tras consultar a los cardenales primeros de cada orden, determina los elementos prácticos de la sepultura del papa (siempre que éste no haya manifestado su voluntad de manera diversa en su testamento).
El decano del Colegio de Cardenales anunciará a los demás miembros del colegio la muerte del papa y los convocará para las congregaciones mencionadas anteriormente.
El documento fija en 9 días los de exequias que han de celebrar los cardenales siguiendo las normas litúrgicas correspondientes. El documento de la sepultura ha de ser redactado por el notario de la basílica donde sea enterrado el papa. Si el Pontífice falleciera fuera de Roma, su cadáver ha de ser trasladado a esta ciudad para que sea enterrado en la Basílica de San Pedro (o donde él mismo haya dispuesto). Solo se pueden tomar fotografías del papa fallecido y revestido con los ornamentos pontificios.
El papa recuerda que la elección compete solo a los cardenales electores y que incluso en el caso de que se esté desarrollando un concilio o reunión de obispos estos no pueden intervenir en la elección. Más aún, indica que tal reunión queda suspendida inmediatamente al producirse la sede vacante.
La espera para que todos los cardenales puedan participar en la elección es de 15 días a partir del anuncio del fallecimiento del pontífice. Este período puede prolongarse por razones justas hasta un máximo de 20 días. Todos los llamados a participar están obligados en virtud de santa obediencia a participar y solo pueden ser eximidos por el colegio de cardenales arguyendo razones graves. Solo pueden salir por motivos de salud.
El alojamiento de los cardenales queda fijado en la llamada
La misa que da inicio al cónclave, llamada Pro eligendo pontifice se ha de tener por la mañana. Los escrutinios se llevan a cabo ordinariamente en la Capilla Sixtina.
Para que la elección sea válida se requieren un mínimo de dos tercios de votos del total de los electores. Si el número de electores no fuera divisible por tres, el mínimo requerirá un voto más que el tercio. El primer día solo se realiza una votación. Los siguientes se tendrán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Tras cada votación se han de quemar las papeletas con los votos. Tras tres días de votaciones sin que ninguno salga escogido, se dedicará un día de retiro espiritual y coloquio entre los participantes. Luego se continuarán las votaciones. Si tras nueve días de votaciones no se procede a la elección, los cardenales se reunirán tras invitación del camarlengo para decidir el modo de proceder.
El papa recuerda a los electores que han de evitar la simonía, los pactos, compromisos a futuro y otros defectos en la elección del nuevo pontífice. Asimismo se evitará toda intervención externa por medio de vetos o propuestas de gobiernos u otros poderes (los cardenales que se hagan portadores de este tipo de presiones quedan excomulgados latae sententiae).
Realizada la elección, se solicita la aceptación del candidato propuesto. Si acepta, se le pregunta el nombre con el que quiere ser llamado. Se toma acta y el elegido es de inmediato el obispo de Roma y cabeza del colegio de obispos.[3] El cónclave acaba tras la elección a menos que el nuevo papa determine otra cosa.