Pretérito imperfecto |
El pretérito imperfecto de
Las lenguas romances suelen oponer un pretérito imperfecto a un pretérito perfecto. Así sucede en francés, portugués, italiano o catalán por ejemplo donde la distinción estaba presente en latín. En latín había un único pretérito imperfecto (amābam, monēbam, lēgēbam, audēbam 'amaba, advertía, leía, oía') que se oponía a un pretérito perfecto (amāvī, monuī, lēgī, audīvī 'amé, advertí, leí, oí').
Las lenguas romances añadieron además una forma compuesta, por lo que en los primeros estados de las lenguas romances existían al menos tres pretéritos: el imperfecto (amaba), el perfecto simple (amé) y el perfecto compuesto (he amado). Con el tiempo algunas lenguas han perdido algunas de estas formas, por ejemplo en francés y en catalán el perfecto simple ha caído en desuso. En francés el perfecto compuesto es el único que se usa en la práctica (como sucede también en parte en alemán donde el pretérito perfecto compuesto ha desplazado casi completamente a al pretérito perfecto simple, perdiéndose las sutiles diferencias semánticas entre ambos). En catalán por el contrario ha surgido un nuevo pretérito perfecto perifrástico que ha sustituido al perfecto simple (que sólo aparece en textos arcaizantes).
La situación de las lenguas romances contrasta con la de las
En español, por ejemplo, en la oración "Juan entraba", la acción de "entrar" está indicada como algo en proceso, sin definir si se completó. No sabemos si Juan llegó a entrar o no, solo que eso intentaba. En contraste, en la oración "Juan entró", la acción se completó y Juan está definitivamente dentro. Esta última forma se llama
Hay otras interpretaciones del pretérito imperfecto en español (llamados
Existe también en español un pretérito imperfecto de