Descripción
Lo primero que llama la atención de este animal es su cabeza. Los ojos no estaban dirigidos hacia los lados, como ocurre en todos los mamíferos herbívoros, sino hacia el frente, otorgándoles una visión estereoscópica (con toda probabilidad, la vista era su sentido principal). La mandíbula inferior presentaba dos incisivos de crecimiento continuo (como ocurre en los roedores y lagomorfos, pero raramente en los ungulados), mientras que la superior carecía de ellos. El resto de dientes eran molares y premolares adaptados a la trituración de materia vegetal. El morro era corto en comparación con el resto del cráneo, dándole un leve parecido con los conejos y las liebres. Por último, ambos sexos presentaban en lo alto de la cabeza dos cuernos muy cortos, aunque probablemente el recubrimiento córneo los hacía bastante más largos que las bases óseas.
Myotragus presentaba un tamaño corporal bastante pequeño, unos 50 centímetros de alzada y entre 50 y 70 kilos de peso.[3] Las patas eran proporcionalmente más cortas que en otros bóvidos emparentados y menos flexibles, lo que no debía hacerlos excepcionalmente rápidos. Esto no era un problema grave porque en las islas en que habitaba no existían depredadores salvo algunas aves de presa, a las que sin duda tratarían de dar esquinazo ocultándose entre la vegetación antes que por medio de la huida. Sobre los hombros presentaban una joroba poco pronunciada, mientras que el lomo estaba arqueado en los cuartos traseros. Las patas, al igual que muchos artiodáctilos, tenían cuatro dedos de los que sólo dos se usaban para caminar. La cola era bastante larga en relación al resto del cuerpo.
La histología de los huesos de Myotragus muestra
tejido laminar a través del córtex, un rasgo por lo demás típico de los reptiles ectotérmicos. El crecimiento de los huesos en Myotragus es diferente al de cualquier otro mamífero, y recuerda más bien al de los crocodilianos al mostrar tasas de crecimiento lentas y adaptativas, cesando el crecimiento en conjunto, y alcanzando la madurez somática alrededor de los 12 años. Este patrón de crecimiento indica que Myotragus, de la misma forma que los reptiles actuales, adaptaba su metabolismo según la disponibilidad de agua y comida, y las temperaturas ambientales.[4]