Metodología arqueológica |
La metodología arqueológica permite planificar las
Todas las excavaciones arqueológicas tienen como fin historiar las sociedades pasadas a partir de documentos materiales. No obstante, son varias las circunstancias por las que se realiza una intervención arqueológica que determinan, en última instancia, la naturaleza, las estrategias y los protocolos con los que se realizan las excavaciones (excavaciones preventivas o de urgencia en función de la realización de obras públicas o de rehabilitaciones arquitectónicas; proyectos de investigación arqueológica; proyectos de puesta en valor del patrimonio, etc.). En cualquier caso, aunque cambie la estrategia de excavación y los sistemas de documentación arqueológica, la metodología arqueológica no se modifica.
Es un método aplicado por Sir
El arqueólogo, natural de
Harris distingue tres sectores o momentos en la estratigrafía arqueológica: el primero concierne a su teoría y sus componentes, el segundo a la documentación y el tercero a la correlación y faseado en el ámbito de la construcción de la secuencia estratigráfica. Según Harris, el concepto de unidad estratigráfica constituye un punto central de referencia para la nueva arqueología. Debemos al mismo Harris el desarrollo hasta la lógica consecuencia extrema del proceso seguido en
Entre las consecuencias más evidentes de la concepción de la excavación arqueológica como reconocimiento de las unidades estratigráficas, asume un puesto de relieve la elección estratégica de excavación en grandes áreas, esto es, sobre superficies extensas investigadas unitariamente, junto a la justa y necesaria revalorización de la documentación gráfica horizontal, evidenciando la superación del método Wheeler, de la excavación por cuadros, del uso exasperante de testigos de la exagerada importancia concedida en consecuencia a la documentación gráfica vertical. Se adquiere la conciencia de que, si bien el proceso de estratificación es ante todo un fenómeno
Esta revalorización de la estratigrafía horizontal, tanto en la ejecución como en la documentación de la excavación, constituye uno de los pasajes más importantes del trabajo de Harris el más convincente acerca de la necesidad de una redefinición teórica de las bases sobre las que una ciencia, hasta ahora, tan empírica como la arqueología de excavación debe finalmente fundarse. Se diría que Harris viene en cierta medida a codificar, teorizándolas, prácticas ya extendidas en la arqueología británica, esto es, en la arqueología a la manera de Biddle o Barker que han bebido la práctica estratigráfica en el biberón de Mortimer Wheeler.
La novedad de la teorización de Harris se inserta de pleno derecho en la tradición británica de
Harris nos recuerda que el patrón con que se mide la profundidad y la calidad del trabajo arqueológico no reside tanto en la minuciosidad del detalle como en la comprensión y consiguiente restitución gráfica inexcusable de las relaciones estratigráficas.