Evasión y secuestro del avión
Un BAC 1-11 de
Austral, similar al secuestrado por los guerrilleros
A las 18:30 del 15 de agosto comenzó un masivo intento de fuga del Penal de Rawson, en la ciudad capital homónima de Chubut, provincia de la Patagonia argentina. Durante la fuga, Marcos Osatinsky asesinó al guardiacárcel Juan Gregorio Valenzuela, que se resistió. De los más de cien reclusos miembros de las organizaciones armadas Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, solamente un grupo de seis personas y otro de diecinueve lograron su objetivo.
El jefe del operativo era Mario Roberto Santucho, del Partido Revolucionario de los Trabajadores, aunque algunas declaraciones —especialmente la de Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros, único sobreviviente de ambos grupos de evadidos— afirman que Marcos Osatinsky (de las FAR) había comenzado a planificar la fuga antes de que Santucho llegue al penal. El plan era realizar una fuga masiva de guerrilleros del Penal de Rawson, imitando la exitosa fuga que los Tupamaros habían protagonizado el 6 de septiembre de 1971 en la antigua cárcel
montevideana de Punta Carretas, y que tuvo una gran repercusión en Uruguay.
Estos dos dirigentes, junto a Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna integraban el denominado Comité de Fuga, y fueron los únicos que pudieron huir rápidamente en un automóvil Ford Falcon que los esperaba, y trasladarse al entonces aeropuerto de Trelew (cuya pista es utilizada hoy en día por el Aeroclub Trelew, mientras que la terminal es un
Centro Cultural por la Memoria)[5] previamente secuestrada por un comando guerrillero de apoyo, cuyos integrantes —entre los que se encontraban Víctor Fernández Palmeiro (alias el Gallego, del ERP) y Anita Weissen, (FAR)— viajaban como pasajeros.
La aeronave operaba como el vuelo 811, que había despegado del Aeropuerto General Mosconi de Comodoro Rivadavia, con escalas en Trelew y Bahía Blanca, y rumbo al Aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires.[7]
Mientras tanto, los dos camiones pequeños que debían esperar al resto de los fugados no se hicieron presentes en la puerta de la cárcel. Según algunos testimonios, esto se debió a una confusa interpretación de las señales preestablecidas (una frazada colgada de una reja). Según otros, al escuchar disparos del enfrentamiento con los guardias, pensaron que la operación había fracasado y optaron por continuar su marcha sin detenerse en la puerta.
Sin embargo, un segundo grupo de 19 evadidos logró arribar en tres taxis al aeropuerto. Allí, los que estaban dentro del avión decidieron, ante el peligro de la llegada de las fuerzas de la Armada y del Ejército, dejar de esperar y despegar rumbo al vecino país de Chile, gobernado entonces por el socialista Salvador Allende. El aparato llegó primero a Puerto Montt y finalmente a Santiago de Chile, donde los guerrilleros pidieron asilo.[7]