Orígenes
Educado en el seno de una familia acomodada, desde su juventud demostró una gran inclinación por el estudio de las letras y las artes. Daguerre recibió una educación muy elemental que terminó a los catorce años. A esta edad tuvo que empezar a ganarse la vida. De inteligencia natural y con una extraordinaria facilidad para el dibujo, Daguerre se empleó como aprendiz de arquitecto. Ahí aprendió a trazar planos y a hacer dibujo en perspectiva. Estas enseñanzas fueron de gran valor para su segunda ocupación, pues empezó a trabajar como aprendiz del célebre y famoso -en aquel tiempo- diseñador de escenarios para teatro y ópera Degoti. Tres años permaneció en este trabajo, antes de abandonarlo para ingresar como ayudante del escenógrafo más destacado del París de la época, Prevost. En esa ocupación Daguerre empezó a darse a conocer por sus trabajos, consagrándose entre los hombres más importantes del teatro.
Ruinas de la capilla de Holyrood (Walker Art Gallery, Liverpool, 1824, 214 x 260 cm), es una muestra de la notable actividad como pintor de Daguerre, eclipsada por su posterior fama como uno de los pioneros de la fotografía. En este caso, la brillante textura, los colores sin matices y los contornos duros son muestra de cómo aún era posible usar tales técnicas tradicionales (frente a la impetuosidudad de pincelada y la viveza de color del contemporáneo Delacroix), para expresar, sin embargo, uno de los temas más románticos.
Daguerre era un pintor de segunda fila en el París de la primera mitad del siglo XIX. No obstante, logró una de sus creaciones más espectaculares con la obra "
Misa del Gallo en Saint-Etienne-du Mont", por el realismo de su perspectiva.
Louis Daguerre pasará a la historia por inventar el diorama, instalación mediante la que se proporciona sensación de profundidad a las imágenes. Este invento despertó la atención del público parisino en un espectáculo que consistía en crear la ilusión al espectador de que se encontraba en otro lugar a través de imágenes enormes, que se podían mover y que se combinaban con un juego de luces y sonidos, etc., para que pareciese que el espectador estaba en situaciones como una batalla, una tempestad, etc. Para que todo esto fuera creíble, las pinturas debían ser muy realistas y por esta razón, a Daguerre le interesaba la aplicación del principio de la cámara oscura al Diorama.
Sus instalaciones llegaron a la Ópera de París y su éxito fue tal que fue condecorado con la Legión de honor (Francia).