Antecedentes
En los primeros años del siglo XX, ya se produjo una temprana incorporación de elementos latinos a la música hot. De hecho, los ritmos de habanera, calinda, contradanza o fandango eran usuales en la música de Nueva Orleans.[3]
En los últimos años 1920 y comienzo de los años 1930, la música de origen latino alcanza un gran impacto en Estados Unidos, que se traduce en la adaptación al jazz de un importante número de temas latinos: tangos ("El Choclo", grabado por Stan Kenton), pregones-son ("El manisero", grabado por Louis Armstrong, en 1930) o rumbas ("Rumba Negro", grabada por Bennie Moten, en 1929; "Doin' the Rhumba" interpretada por Cab Calloway, en 1931; o "The conga-conga", del mismo Calloway, 1938). Ya por entonces trabajaban en Nueva York destacados músicos latinos, integrados en big bands de swing, como
Nilo Menéndez,
Alberto Socarrás, el portorriqueño Juan Tizol, o el propio Mario Bauzá.[4]
Hasta comienzos de los años cuarenta, toda estas influencias no llegaron a generar un verdadero estilo de fusión propio y diferenciado. Sería a partir de 1942, con los arreglos de Mario Bauzá para el álbum «Tanga» de Machito y sus Afro-Cubans, que se pudo hablar de un primigenio jazz afrocubano.[5]