Antecedentes
Durante la guerra Irán-Iraq, Sadam Husein llevó a cabo la conocida Operación al-Anfal, una serie de matanzas sistemáticas en la región kurda, calificada por algunos países como genocidio,[22] A pesar de la dramáticas consecuencias del conflicto, se logró evitar la ruptura del país o incluso una guerra civil de imprevisibles consecuencias. La ONU medió en el conflicto y ordenó el alto al fuego para luego continuar con las inspecciones y las presiones a Irak, para que colaborara con las tareas de las comisiones delegadas de las Naciones Unidas para la verificación del desarme iraquí.
El 3 de agosto de 1990, tropas iraquíes invadían Kuwait con vehículos armados e infantería ligera. El 16 de enero de 1991, una coalición internacional liderada por Estados Unidos y bajo el mandato de las Naciones Unidas atacó a las tropas iraquíes estacionadas en Kuwait, iniciando lo que se conoce como la guerra del Golfo. El ejército iraquí opuso una débil resistencia inicialmente y no pudo evitar ser expulsado de Kuwait. Con la capital del país devastada por los bombardeos, Husein tuvo que enfrentarse a una guerra civil. Los kurdos reclamaron sus derechos y las regiones chiitas del sur se alzaron en armas. Sin embargo, el temor a que la caída del presidente iraquí desestabilizara la zona, llevó a los vencedores a no apoyar estos movimientos.[23]
A partir de ese momento, las Naciones Unidas, a través de su Consejo de Seguridad, impuso una serie de obligaciones a Irak, entre ellas la de aceptación incondicional de la destrucción de sus armas químicas, biológicas y misiles balísticos de largo alcance bajo supervisión internacional.[24] Además, estableció un bloqueo económico para presionar al país asiático.
El 15 de mayo siguiente, el Consejo de Seguridad rectifica y aprueba un sistema de flexibilización de duro embargo, el cual consistía en la concesión a Iraq de la posibilidad de exportar petróleo cuyos beneficios estarían destinados a la compra de alimentos, medicinas y otras materias básicas para la población civil. Este programa, económicamente administrado por la ONU, se popularizó como el programa "petróleo por alimentos" y se hizo oficial el 14 de abril de 1995 con una nueva resolución[25]
El gobierno de Saddam Husein se resistió a colaborar activamente con los inspectores de la ONU a causa de las sospechas de espionaje.[27]
En 1998, tras una crisis previa el año anterior, se produce la completa expulsión de los inspectores internacionales por parte del gobierno iraquí, el 31 de octubre. Unos días después, el 17 de noviembre cambia de opinión, decide negociar, y solicita el regreso.[28] Naciones Unidas ordena la salida de Irak a todos sus inspectores.
El 2 de marzo de 2000, Hans Blix asume el cargo de director ejecutivo de la UNMOVIC, la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección.
El Eje del Mal y la Guerra contra el terrorismo
Meses después del inicio de la invasión y ocupación estadounidense de Afganistán, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, situó a Iraq como eje del mal,[30]
El 29 de noviembre de 2001 se aprobó la lista de artículos que las próximas inspecciones examinarían y su procedimiento de análisis, y fijaba el 30 de mayo de 2002 la fecha en la que se comenzaría a aplicar. Asimismo, se subrayaba la obligación de Iraq de cooperar con la aplicación de las resoluciones.[31]
En el 2007 Alan Greenspan, expresidente del banco central estadounidense (la Reserva Federal), aseguró en su libro de memorias, que el verdadero motivo para invadir Iraq no eran las razones expresadas públicamente, que eran relativas a las supuestas armas de destrucción masiva y acabar con las supuesta relación entre el gobierno baasí iraquí y la organización guerrillera Al Qaeda; sino controlar las reservas de petróleo y evitar que la Unión Europea o potencias emergentes como China e India se acercaran a esas gigantescas reservas de petróleo.[34]
La resolución 1441
En la importante resolución 1441,[35] aprobada en la sesión celebrada el 8 de noviembre de 2002, el Consejo decidió ordenar a Iraq la realización de las inspecciones referidas a la existencia de armas de destrucción masiva.
Para ello daba un plazo de 30 días, a partir del día de la publicación de la resolución, para presentar una completa declaración de todos los aspectos de los programas; para el desarrollo de armas químicas, biológicas, nucleares, misiles balísticos, etc., además de solicitar que Iraq no realizaría ningún acto o amenaza contra cualquier Estado Miembro que adoptara medidas para hacer cumplir sus resoluciones.
Realizado el informe, el Consejo se reuniría nuevamente para examinarlo y adoptar las decisiones que pudieran corresponder. La resolución afirma «se ha advertido reiteradamente a Iraq que, de seguir infringiendo sus obligaciones, se expondrá a graves consecuencias». No obstante, la resolución excluía autorizar el uso de la fuerza, lo que en todo caso requeriría de una nueva resolución que nunca llegó a aprobarse.
Se forma la coalición
Tras presionar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con la presentación de supuestas pruebas, para que aprobara una resolución apoyando explícitamente la invasión, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush obtuvo el apoyo de un grupo de países para formar una alianza para invadir Iraq con el fin de derrocar al gobierno de Saddam Husein. Esta coalición, que se autodenominó Coalición de la voluntad, estaba formada por los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido, España, Portugal, Italia, Polonia, Dinamarca, Australia, Hungría y Ucrania.
La mayoría de la población de estos países, así como la opinión pública mundial fue mayoritariamente contraria, haciéndose notar especialmente en las manifestaciones mundiales contra la guerra de Iraq. Bush recibió también el apoyo de los gobiernos de la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, Colombia en América, las islas mediterráneas de Malta y Chipre; el estado de Israel o el de Kuwait.
Francia, Alemania, China, y Rusia manifestaron su oposición a medidas de fuerza contra Iraq y fueron partidarios de una salida negociada a la crisis. Francia, Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, abogaban por la continuidad de la labor de los inspectores y anunciaron su intención de vetar cualquier documento que legitimase explícitamente el ataque. Durante estas demostraciones se produjeron varios roces entre Estados Unidos y los países que se oponían a la invasión. Pero al final estos que se oponían a la guerra cedieron y se mantuvieron neutrales desde el inicio de la invasión.
El 16 de marzo de 2003, se produjo la Cumbre de las Azores, donde los líderes de los Estados Unidos, Reino Unido, España y Portugal anunciaron un ultimátum al gobierno baasí de Saddam Husein para que procediera al desarme.
El entonces jefe del Gobierno español, José María Aznar, aludió a que la intervención respondía a la convicción de que aquel gobierno constituía una amenaza para sus vecinos y para los propios países occidentales. Recordó que en ocasiones las intervenciones militares se hacen bajo el mandato de las Naciones Unidas, como en el caso de Afganistán en 2001, y en otras ocasiones, sin mandato de las Naciones Unidas, como en el caso de la guerra de Bosnia en 1992. Afirmó también que España no participaría en esa guerra sino que únicamente apoyaba a los aliados, pero que en ningún caso, el ejército español participaría en la invasión.[36]
La guerra no contó con el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que ha generado que expertos del derecho internacional condenen la guerra como invasión ilegal.[41] Sin embargo, ni los miembros de la Corte Penal Internacional pueden juzgar a los invasores en caso de considerarlo una agresión porque el Estatuto de Roma indica que hay que encontrar una definición de este crimen, lo que no pasó antes de 2009 y en cualquier caso, no se puede juzgar un supuesto delito que se cometió antes de que existiera la ley que lo castiga.
El fiscal británico Peter Goldsmith emitió un documento el 7 de marzo de 2003, donde manifestaba sus dudas respecto a la legalidad de la invasión, y en 2005 afirmó públicamente que la acción militar fue ilegal.[42] Para el profesor en derecho Nicholas Grief sería posible fincar cargos criminales contra George W. Bush, invocando la Carta de Núremberg de 1945 que estableció el concepto de crímenes contra la paz. Esta postura, no obstante, ha sido rechazada por los gobiernos que realizaron la invasión. La mayoría de los expertos en derecho internacional consideran que es inviable cualquier tipo de iniciativa en contra de los dirigentes de la coalición, puesto que entonces se podrían iniciar acciones contra todos los líderes que han realizado alguna operación militar sin apoyo de las Naciones Unidas.
Los defensores de la intervención aluden a las ya citadas resoluciones del Consejo de Seguridad, especialmente a la 1441 para avalar sus acciones, y recuerdan otras intervenciones sin mandato de las Naciones Unidas que han sido reconocidas posteriormente como necesarias. Tal es el caso, por ejemplo, de la guerra de Kosovo. Sin perjuicio de las diferentes opiniones sobre el inicio del conflicto, las Naciones Unidas hicieron suya la situación, en el momento en que las fuerzas ocupantes empezaron a actuar bajo el paraguas de la organización. Así, en octubre del mismo año de la invasión, se recomendó en su resolución 1511, a los estados miembros que presten a la fuerza multinacional presente en Iraq, toda la asistencia necesaria, incluyendo la militar.[44]
Algunos consejeros legales aseguran que la invasión ha quedado justificada legalmente en otras resoluciones existentes. Por ejemplo, el profesor Anthony Aust, anterior Consejero Legal de la cancillería británica, opinó que las resoluciones anteriores brindaban la justificación necesaria para invadir Irak y por lo tanto no era necesario buscar legalidad en resoluciones posteriores.Pero hay gente, no se ha especificado la cantidad exacta, tanto estadounidenses como iraquíes, que piensan que es un abuso de poder y una masacre, que se busca solo para conseguir beneficios personales.[45]