Antecedentes
El 12 de abril de 1814, un grupo de sesenta y nueve diputados solicitó por medio del documento conocido como Manifiesto de los Persas, la abolición de la Constitución de Cádiz. El 4 de mayo, el rey Fernando VII decretó la restauración del régimen absolutista en España. En la Nueva España, el obispo de Puebla José Antonio Joaquín Pérez Martínez y Robles y otros miembros del clero se había manifestado a favor de esta decisión.[1]
Casi seis años después, el 1 de enero de 1820, el general Rafael de Riego se pronunció a favor de la Constitución de Cádiz, dando inicio al Trienio Liberal y forzando a Fernando VII "el Deseado" a jurar la Carta Magna para así establecer una monarquía parlamentaria como forma de gobierno. Las noticias de los levantamientos de los generales Rafael de Riego y Antonio Quiroga llegaron a Nueva España en marzo de 1820. El virrey, altos empleados del gobierno y el clero, se alarmaron, pues preferían el régimen monárquico. El virrey Juan Ruiz de Apodaca, decidió no tomar ninguna acción hasta recibir órdenes de la península ibérica.