Historia
Antecedentes
La guerra de la Tercera Coalición tuvo lugar entre 1803 y 1806. Después de la batalla de Austerlitz, el Sacro Imperio Romano Germánico fue disuelto el 6 de agosto de 1806 con la abdicación del emperador del Sacro Imperio Francisco II. La aplastante victoria de Napoleón condicionó el Tratado de Presburgo, por el cual dieciséis Estados alemanes, incluyendo Baviera y Wurtemberg, fundaron la Confederación del Rin en julio de 1806. Después de la batalla de Jena-Auerstedt de octubre de 1806 en la Guerra de la Cuarta Coalición, varios otros Estados alemanes, entre ellos Sajonia y Westfalia, también entraron en la Confederación. Solo Austria, Prusia, el Holstein danés y la Pomerania sueca permanecieron fuera de la Confederación del Rin.
Estas naciones más tarde se unirían en la Guerra de la Sexta Coalición entre 1812 y 1814.
Fundación
La Confederación Germánica fue creada por una declaración del Congreso de Viena el 8 de junio de 1816 después de haber sido aludida en el Artículo 6 del Tratado de París de 1814, al final de la Guerra de la Sexta Coalición.[1]
La Confederación fue creada formalmente por un segundo tratado, la Declaración Final de la Conferencia Ministerial para Completar y Consolidar la Organización de la Confederación Germánica. Este tratado no fue concluido y firmado por las partes hasta el 15 de mayo de 1820. Los Estados se unieron a la Confederación Germánica haciéndose partes en el segundo tratado. Los Estados designados para la inclusión en la Confederación en el tratado de 1816 fueron:[1]
- Austria, Carintia, Carniola, el Litoral, Salzburgo, Estiria,
Tirol y Vorarlberg
- Tierras de la Corona de Bohemia
- Prusia
- Baviera
- Sajonia
- Hanóver
- Wurtemberg
- Baden
- Electorado de Hesse
- Gran Ducado de Hesse
- Holstein y Lauenburgo, sostenidos por Dinamarca
- Luxemburgo, sostenido por los Países Bajos
- Brunswick
- Mecklemburgo-Schwerin
- Nassau
- Sajonia-Weimar-Eisenach
- Sajonia-Gotha
- Sajonia-Coburgo
- Sajonia-Meiningen
- Sajonia-Hildburghausen
- Mecklemburgo-Strelitz
- Holstein-Oldemburgo
- Anhalt-Dessau
- Anhalt-Bernburg
- Anhalt-Köthen
- Schwarzburgo-Sondershausen
- Schwarzburgo-Rudolstadt
- Hohenzollern-Hechingen
- Liechtenstein
- Hohenzollern-Sigmaringen
- Waldeck
- Reuss, línea mayor
- Reuss, línea menor
- Schaumburg-Lippe
- Lippe-Detmold
Cuando fue concluido el tratado de 1820, los siguientes Estados también fueron incluidos:[1]
- Hesse-Homburg
- Lübeck
- Fráncfort
- Bremen
- Hamburgo
En 1839, como compensación por la pérdida de la provincia de Luxemburgo en favor de Bélgica, fue creado el Ducado de Limburgo, que fue miembro de la Confederación Germánica hasta su disolución en 1866.
Restauración o Período Vormärz
Tras la guerras napoleónicas, Europa vivió un periodo de su historia, caracterizado, por la actitud reaccionaria hacia las ideas de la revolución francesa y el nacionalismo por parte de las monarquías reinantes. Austria que presidía la Confederación Germánica guio su política bajo el mando de su canciller Klemens von Metternich. Las políticas de Metternich estaban fuertemente en contra de la revolución y el liberalismo. En su opinión, el liberalismo era una forma de revolución legalizada. Metternich creía que la monarquía absoluta era el único sistema adecuado de gobierno. Una de sus medidas fue aplicar los famosos Decretos de Karlsbad.
Sin embargo, pese a ello, el patriotismo y la lucha por la unidad nacional, se alzaron como factores fundamentales en la evolución política de la época. Los súbditos de los soberanos, en la medida que se consideraron identificados con una comunidad dotada de valores propios y diferenciadores, y de una personalidad histórica colectiva, arrebataron el protagonismo a reyes y emperadores y pusieron de nuevo en peligro sus poderes.[3]
August von Kotzebue, acusado de estar al servicio del zar de Rusia, fue asesinado en marzo de 1819, por un estudiante de la universidad de Jena, Karl Sand. Este asesinato propició la reacción. Metternich consiguió que se declarara ilegal a la Burschenschaf y al mismo tiempo, dispuso el establecimiento del control policial sobre las universidades.
En el dividido espacio político del antiguo Sacro imperio Romano, que estaba experimentando cambios económicos que exigían la conformación de un mercado unificado de dimensiones nacionales (Zollverein), se produjeron levantamientos, organizados por jóvenes estudiantes, que no consiguieron ir más allá de actos reivindicativos y propagandísticos, al ser duramente reprimidos por las potencias de la zona: el reino de Prusia y el Imperio austríaco.
En mayo de 1832 se celebró el Festival de Hambach, un acontecimiento cultural en el castillo de Hambach (Palatinado) que se convirtió en un acto de reivindicación política de libertad y unificación nacional alemana (como ya lo había sido el Festival de Wartburg de 1817). En las manifestaciones que tuvieron lugar en Hambach participaron entre 20 000 y 30 000 personas, entre las que había una destacada presencia de franceses y de exiliados polacos (que habían escapado de la represión rusa de su propia revolución). A imitación de las banderas tricolores francesa e italiana, se diseñó para esta ocasión la bandera tricolor alemana (negra, roja y amarilla). Se produjeron algunos disturbios y algunas detenciones. Tres de los organizadores escaparon, y uno que decidió permanecer en el país fue condenado a dos años de cárcel. El poeta Heinrich Heine calificó estos hechos como una oportunidad perdida. Al año siguiente, el ejército bávaro ocupó el lugar para evitar la conmemoración que estaba previsto celebrar.[4]
Las Revoluciones de 1848
El ejército ataca las barricadas levantadas en la Konstablerwache de Fráncfort, 18 de septiembre de 1848.
Las noticias sobre la Revolución de 1848 en París rápidamente llegaron a los liberales burgueses descontentos, republicanos y obreros más radicales. El primer alzamiento revolucionario en Alemania empezó en el Estado de Baden en marzo de 1848. En unos pocos días, se produjeron levantamientos revolucionarios en otros, incluyendo a Austria, y finalmente en Prusia. El 15 de marzo de 1848, los súbditos de Federico Guillermo IV de Prusia ventilaron sus largamente reprimidas aspiraciones políticas en violentos disturbios en Berlín, mientras se erigían barricadas en las calles de París. El rey Luis Felipe de Francia huyó a Gran Bretaña. Federico Guillermo IV cedió ante la furia popular y prometió una constitución, un parlamento y apoyo a la unificación alemana. Pero por lo menos su régimen permanecía en pie.[6]
El 18 de mayo, el Parlamento de Fráncfort (Asamblea de Fráncfort) abrió su primera sesión, con delegados de varios Estados alemanes. Inmediatamente estuvo dividido entre aquellos favorables a la solución kleindeutsche (pequeña Alemania) y aquellos favorables a la solución grossdeutsche (gran Alemania). Los primeros a favor de ofrecer la corona imperial a Prusia. Los últimos favorables a entregar la corona a los Habsburgo en Viena, lo que integraría a Austria propiamente y Bohemia (pero no Hungría) a la nueva Alemania.
Desde mayo a diciembre, la Asamblea elocuentemente debatió temas académicos mientras los conservadores rápidamente se movieron contra los reformistas. Como en Austria y Rusia, la afirmación de la clase media aumentó los sentimientos autoritarios y reaccionarios entre la clase alta terrateniente, cuya posición económica estaba declinando. Se tornaron en palancas políticas para preservar su gobierno. En tanto que el ejército prusiano permaneció leal y los campesinos no mostraban interés, Federico Guillermo IV recuperó su confianza. La Asamblea emitió una "Declaración sobre los Derechos del pueblo alemán", se perfiló una constitución (excluyendo a Austria que abiertamente rechazó a la Asamblea), y el liderazgo del Reich fue ofrecido a Federico Guillermo, quien rechazó "recoger una corona de la cuneta". Miles de liberales de clase media huyeron al extranjero, especialmente a los Estados Unidos.
En 1849, Federico Guillermo IV propuso su propia constitución. Este documento concentraba el poder real en manos del rey y las clases altas y llamaba a una confederación de Estados alemanes del norte (la
Unión de Érfurt). Austria y Rusia, temiendo una Alemania fuerte dominada por Prusia, respondieron presionando a Sajonia y Hanóver a retirarse, y Prusia se vio obligada a abandonar el esquema en un tratado conocido como la "
humillación de Olmütz".
Bismarck y las Guerras de Unificación
Una nueva generación de estadistas respondieron a las demandas populares de unidad nacional con sus propios fines, continuando con la tradición de Prusia de autocracia y reforma desde arriba. Alemania encontró a un líder capaz de acometer la aparentemente paradójica tarea de una modernización conservadora. Bismarck fue elegido por Guillermo I de Prusia (futuro Káiser Guillermo I) para burlar a los liberales en el Landtag, quienes se resistían al militarismo autocrático de Guillermo. Bismarck dijo a la Dieta, "las grandes cuestiones del día no son decididas por discursos ni votaciones mayoritarias ... sino con sangre y hierro"; esto es, por la guerra y el poder industrial.[7] Prusia ya tenía un gran ejército; ahora fue aumentado con el rápido crecimiento de su poder económico.
Bismarck conquistó y convenció gradualmente a la clase media, reaccionando a los sentimientos revolucionarios expresados en 1848 al proporcionar las oportunidades económicas por las que los sectores medios urbanos habían estado luchando.[8]
Disolución e Imperio
La Confederación Germánica terminó como resultado de la guerra austro-prusiana de 1866 disputada entre las distintas entidades constituyentes de la Confederación: el Imperio austriaco y sus aliados por un lado, y el Reino de Prusia y sus aliados por otro lado. La guerra resultó en la disolución de la Confederación, siendo parcialmente reemplazada por la Confederación Alemana del Norte en 1867, que incluía a Prusia pero excluía a Austria y los Estados alemanes del sur. Durante noviembre de 1870, los cuatro Estados del sur se unieron a la Confederación Alemana del Norte por un tratado.[9]
El 10 de diciembre de 1870, el Reichstag de la Confederación Alemana del Norte renombró la Confederación como Imperio alemán y dio el título de emperador alemán al rey de Prusia como presidente de la Confederación.[11]