Historia
A finales de los años ochenta Citroën, bajo la tutela de Peugeot empieza a proyectar el sustituto del Citroën BX. El modelo hidroneumático más exitoso hasta la fecha, pero que llevaba desde 1982 en el mercado y empezaba a dar muestras de agotamiento comercial.
Mientras que la competencia iba a presentar modelos como el Renault Laguna o el Ford Mondeo, Citroën se debatía entre mantener una estética personal como su predecesor o el reciente XM, o bien algo más comercial y menos arriesgado. Los trazos de Bertone dieron la solución con una berlina de líneas personales, sobre todo en la resolución de su trasera de dos volúmenes y medio con un coeficiente aerodinámico de Cx=0,30 en las versiones de neumáticos más estrechos. El resultado final es de unas líneas menos personales que en modelos anteriores pero que permitían adaptarse mejor a un mercado cada vez más homogéneo. El propio cambio terminológico en el nombre de la berlina, abandonando las denominaciones de una consonante seguido de una equis, intentaba transmitir al público la idea de una nueva era en la marca.