Ante las intenciones de Varo de romanizar por la fuerza a los germanos, Arminio reunió un ejército cuyos efectivos se desconocen, y mediante engaños hizo dirigirse a los romanos al bosque de Teutoburgo, una zona de complicada orografía ideal para una emboscada y en el cual permanecían apostados los queruscos. Varo, que dirigía unas fuerzas compuestas por tres legionesromanas (la Legión XVII, la XVIII y la XIX), seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería, cayó en el engaño y la emboscada se saldó así con una catastrófica derrota de los romanos y con el suicidio del propio Varo. Tras esta batalla ninguna legión del Imperio romano volvió a llevar los números XVII, XVIII y XIX.
Tras esta derrota, Tiberio, el nuevo emperador, mandó a su sobrino Germánico a vengar a Roma y recuperar el territorio.
Si bien Julio César había conquistado la Galia y la había anexado al Estado romano como provincia, eso no significaba que la situación fuera definitivamente pacífica en todo su territorio.[3]
Como reacción a todas estas incursiones, Roma comenzó operaciones de castigo en territorio transrenano. Druso avanzó hasta los márgenes del río Elba mientras que Tiberio combatió durante tres años al rey de los suevos, Marbod, tras reunir un enorme ejército compuesto por diez legiones, setenta cohortes de infantería auxiliar, catorce alas de caballería y un gran número de aliados, esto es, cerca de 100.000 hombres.[4]